sábado, 30 de junio de 2012
lunes, 25 de junio de 2012
¿ Adónde has ido ? ( Tagore )
Tagore: ¿Adónde has ido, Amigo mío, en la noche tempestuosa de tu periplo de amor?
El cielo gime como un hombre desesperado.
No tengo sueño esta noche. Una y otra vez abro la puerta y observo en la oscuridad, Amigo mío. No veo nada ante mí. Me pregunto dónde está tu camino.
¿En qué oscura orilla del río negro como la tinta, en qué lejano lindero del bosque sombrío, a través de qué tortuosa hondura tenebrosa te abres camino para llegar a mí, Amigo mío ?
¿En qué oscura orilla del río negro como la tinta te camuflas, en qué lindero del bosque sombrío te escondes, a través de qué tortuosa hondura tenebrosa te abres camino para huir de mí?
G. Bocardo
El cielo gime como un hombre desesperado.
No tengo sueño esta noche. Una y otra vez abro la puerta y observo en la oscuridad, Amigo mío. No veo nada ante mí. Me pregunto dónde está tu camino.
¿En qué oscura orilla del río negro como la tinta, en qué lejano lindero del bosque sombrío, a través de qué tortuosa hondura tenebrosa te abres camino para llegar a mí, Amigo mío ?
¿En qué oscura orilla del río negro como la tinta te camuflas, en qué lindero del bosque sombrío te escondes, a través de qué tortuosa hondura tenebrosa te abres camino para huir de mí?
G. Bocardo
viernes, 22 de junio de 2012
Prólogo de los Siete Pilares de la Sabiduría
![]() |
Friedrich |
Te amaba, y por esa razón removí con mis manos aquellas mareas de hombres
y tracé con estrellas mi voluntad en el cielo,
para ganarme la libertad, la casa digna de ti, la casa de los siete pilares;
y que brillaran tus ojos, mirándome acaso,
cuando llegáramos.
La muerte pareció mi sirviente durante el camino, hasta que nos acercamos
y vimos cómo aguardabas:
Sonreíste entonces, y ella se adelantó con triste envidia
para llevarte
a su quietud.
Amor, del camino exhausto, a tientas buscó tu cuerpo, nuestro breve salario,
nuestro un instante.
Antes que la blanda mano de la tierra explorase tu forma, y engordaran
los ciegos gusanos
con tu substancia.
Me pidieron los hombres que alzase nuestro monumento, la casa inviolada,
en tu recuerdo.
Mas, para hacer la obra justa, la convertí en un fracaso, la dejé inacabada: y ahora
bullen esos minúsculos seres y apañan sus chozas
en la sombra y la ruina
del don que yo te había destinado.
T. E. Lawrence, Lawrence de Arabia.
Hoy más que nunca, mi poema favorito.
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