viernes, 8 de marzo de 2019

Día Internacional de la Mujer


Hace un año, exactamente, mantuve una discusión en Facebook con una mujer sobre la inutilidad, según ella, de este día. Su argumento principal era que ella tenía un sueldo igual al de los hombres, que su vida era plena y que las mujeres nos quejamos de algo que, en realidad, no existe. Le dije que a mí no me importaba lo que yo vivía, sino lo que vivían millones de mujeres en el mundo. Ella afirmó que esas cifras no eran ciertas, sino exageraciones. Dejé de discutir. No hay más ciego que el que no quiere ver.

Violencia de género
Se estima que el 35% de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual en algún momento de su vida. Algunos estudios elevan hasta el 70% el porcentaje de las mujeres que la ha experimentado por parte de un compañero sentimental. Prácticamente el 50% de las mujeres asesinadas lo son por un familiar o un compañero sentimental.

Matrimonios forzados
Más de 700 millones de mujeres menores de edad han sido forzadas a casarse. De estas, unos 250 millones antes de cumplir los 15 años. Como no tienen la posibilidad de negociar unas relaciones sexuales seguras, son más vulnerables ante el embarazo precoz, el fallecimiento durante este y las ITS.

Abuso sexual
Unos 120 millones de niñas de todo el mundo (algo más de 1 de cada 10) han sufrido el coito forzado u otro tipo de relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas. La media de edad de la víctima ronda entre los 8 y 12 años; los niños también sufren abuso sexual, aunque en un porcentaje menor; no obstante, según un cálculo de las llamadas «cifras ocultas» (la mayoría de las víctimas de abuso sexual no denuncian) entre el 5 y el 10% de los varones han sido objeto en su infancia de abusos sexuales. Lo alarmante es saber que entre el 65 y el 85% de los agresores son familiares, amigos de la familia e integrantes del entorno cercano de la víctima.

Trata de personas
La trata de personas, comercio de personas o tráfico de personas es el comercio ilegal de seres humanos con propósito de esclavitud reproductiva, explotación sexual, trabajos forzados, extracción de órganos o cualquier forma moderna de esclavitud. Cerca del 70% de las víctimas de la trata son mujeres y niñas: dos de cada tres víctimas son niñas. Se calcula que más de 3 millones de mujeres y niñas son compradas y vendidas anualmente con destino al concubinato, al matrimonio, a la prostitución o la esclavitud laboral, principalmente.



Pederastia
Cada día se crean un promedio de 500 páginas y foros pederastas que utilizan a niños entre 0 a 13 años, muchos de los cuales son víctimas de la trata. Existen más de 5 millones de páginas y foros en los que se intercambia material pornográfico de menores en los que se incluye violencia y tortura, según ANESVAD.

Viudas blancas en la India
Existen más de 20 millones de viudas blancas en la India. ¿Qué significa? Lo describe muy bien Diana Ros, la fundadora de la ONG SOSMujer, que proporciona atención médica, psicológica y jurídica a algunas de ellas: «Ser viuda en India significa estar muerta en vida. En el instante que muere el marido empieza una terrible condena; les raparán el pelo, las vestirán siempre de blanco, lucirán una marca de ceniza en la frente, y se les considera culpables de la muerte del marido, no llevarán joyas, les despojarán de todas sus posesiones, de su estatus social, serán repudiadas por toda su familia: dicen que traen mala suerte y que incluso su sombra da mal augurio: son una maldición. Y todo este calvario por el simple hecho de haberse quedado viudas».



Crímenes de honor
Los crímenes de honor son actos de violencia, generalmente asesinatos, cometidos por los varones contra las mujeres de la familia porque han traído el «deshonor». Llevar una conducta vital inapropiada para una mujer en su sociedad, divorciarse de un hombre que la maltrata o ser violada son algunas de las conductas que las sentencian a muerte.
A menudo, la familia escoge a los niños para que vigilen y controlen el comportamiento de sus hermanas u otras mujeres de la familia, asegurándose de que no hagan nada que mancille su «honor» y la «reputación». Si la mujer ha cometido tal pecado,  a veces se le encarga al niño su ejecución, a la que no puede negarse a riesgo de que se le acuse a él de no cumplir con su deber.

Ataques con ácido

Alrededor de 1500 personas en 20 países son atacadas anualmente con ácido, de las cuales un 80 % son mujeres. Los agresores arrojan ácido a sus caras con la intención de desfigurar, mutilar, torturar o asesinar a sus víctimas por haber cometido el grave pecado de desobedecerles, ser sospechosas de no ser vírgenes o haberse negado a mantener relaciones sexuales. El ácido causa graves lesiones al fundir la piel y exponer los huesos, que en ocasiones llegan a disolverse. Algunas de las víctimas también pierden la visión de uno o de los dos ojos. Además de las secuelas físicas permanentes y el profundo trauma que implica, la sociedad y la familia suele aislarlas y despreciarlas.




Aplastamiento de senos
En una sociedad como la camerunense, la responsabilidad del acoso y de la violencia sexual se traslada a la mujer. Por ello, las madres de las niñas les golpean y aplastan los pechos incipientes con objetos ardientes para retrasar su crecimiento o eliminar su existencia para evitar que se vuelvan sexualmente atractivas y protegerlas de los depredadores sexuales. Obviamente, no funciona: las violan de todos modos.

Mutilación genital
Más de 140 millones de niñas y mujeres en todo el mundo han sufrido la mutilación total o parcial de sus órganos genitales, una práctica atroz que destroza su vida para siempre ya que el simple acto de orinar es doloroso. Se contemplan tres tipos: la clitoridectomía, extirpación parcial o total del clítoris; la resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin extirpación de los labios mayores; y la infibulación que consiste en el estrechamiento de la abertura vaginal para crear un sello mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin extirpación del clítoris; se deja apenas un minúsculo orificio para orinar y menstruar: su marido ya se encargará de abrirlo cuando corresponda.
Según un informe presentado por la ONU en 2013, 86 millones de niñas en todo el mundo podrían sufrir la ablación de sus órganos genitales externos en 2030 si esta práctica continúa en los 29 países de África y Asia donde está más arraigada.




Cultura de la violación
Este término describe una cultura en la cual la violación es un problema social y cultural y es aceptada y normalizada debido a actitudes sociales sobre el género, el sexo y la sexualidad. Ejemplos de comportamientos comúnmente asociados con ella la incluyen la culpabilización de la víctima, la cosificación sexual, la trivialización de la violación, la negación de la misma, o la negación a reconocer el daño de ciertas formas de violencia sexual que no se ajustan a ciertos estereotipos de violación violenta. Cada cinco minutos, una mujer es violada en el mundo.

Violaciones correctivas
Cuando se sospecha que una mujer es lesbiana sufre una violación «correctiva» como método de castigo, con la idea de que cambiará su orientación sexual. Estas violaciones, habituales en Camerún, también se han dado en Zimbaue, Jamaica, Uganda y Sudáfrica.

Violaciones como arma de guerra
Durante la guerra, los soldados y los civiles violan a las niñas y las mujeres con dos objetivos principales: hacer una limpieza étnica y humillar al enemigo. En muchos de ellos, como en la Guerra de Bosnia, las hacinan en centros de detención infrahumanos y las violan sin pausa durante meses. En otros conflictos, como en la República Democrática del Congo, se producen una media de cuarenta agresiones sexuales diarias que incluyen violaciones en grupo, torturas, introducción de objetos en los genitales hasta desgarrarlos, y canibalismo. Lo sabe muy bien Caddy Adzuba, amenazada de muerte desde que lo hizo público. En el siguiente documental, producido por Ouka Leele, se narra la historia real de una mujer violada y obligada a comerse a sus hijos durante su cautiverio como esclava sexual.





Analfabetismo
Una de cada nueve personas no podrá leer este reportaje. Según la UNESCO, 758 millones de adultos tienen dificultades para leer y escribir. Una lacra que está presente, en mayor o menor medida, en todos los países, pero que se ceba especialmente con las mujeres, que representan dos terceras partes (479 millones) de la población mundial de analfabetos.

Silencio social
¿Podrías decirme 10 nombres de mujeres matemáticas, científicas, filósofas, arquitectas, ingenieras, artistas… que cambiaron la Historia? ¿Es porque no las hay? Te pongo un ejemplo: en los 116 años de andadura de los premios Nobel, las mujeres representan el 5% de los premiados.

Trabajo
Hablaré de España. Las mujeres cobran de media un 23% menos que sus compañeros varones y su presencia en los puestos de poder, tanto en el ámbito privado como el público, sigue siendo residual 25%. Estos dos fenómenos, brecha salarial y el techo de cristal, se producen en los eslabones más privilegiados de la escala laboral. La discriminación contra las mujeres en el trabajo va sin embargo mucho más allá y los datos demuestran que la precariedad se ceba en ellas, no solo con sueldos más bajos, sino con peores condiciones, contratos temporales y trabajos a media jornada.


#FelizDíaDeLaMujer. Luchemos por ellas.

domingo, 3 de marzo de 2019

Libélula


Picando de sol a sol en la mina
negra como la noche
que alquitrana tus branquias
y el valle
donde raíl a raíl
construyen la vía
por donde irá el tren
que te llevará a ninguna parte
allí donde las olas del mar
no apagarán nunca
el horno en el que se consume la madera
de esa cabaña a la orilla del lago
donde descansabas
pescando sin anzuelo
sólo por el placer de sentir su aliento
cerca de tu espalda
hace ya tanto tiempo…
centurias antes de la despedida
que te encerró entre estos muros blancos
como la camisa de fuerza
que oprime contra tu pecho
tus alas de libélula.

Gema Bocardo ©

Poema finalista en la categoría Poesía en el Certamen (Externo) Picapedreros de Poesía, Guión y Microrrelato 2012.
Publicado en la antología Diez Voces de la poesía actual.



Gema Bocardo ©