sábado, 22 de diciembre de 2018

Kit Kat para sobrevivir a la Navidad

Seguramente conocéis el anuncio, incluso tiene su gracia. Tómate un respiro de las felicitaciones, de los regalos, de los villancicos. Cada vez que lo veo, me acuerdo de este microrrelato de Galeano, incluido en El libro de los abrazos. 

NOCHEBUENA

Fernando Silva dirige el hospital de niños, en Managua.
En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar. Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo quedaba en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón: se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba detrás. En la penumbra, lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedía permiso.
Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:
–Decile a… –susurró el niño–. Decile a alguien, que yo estoy aquí.

Steve McCurry
Feliz Navidad


martes, 18 de diciembre de 2018

Gente Rara


Gente Rara:
enganchada a máquinas.
Que no mira. Que no besa.
Que no abraza.

Que apuñala
por la espalda.

Mirando al suelo en el metro
y a la cara en las portadas.

Siempre corriendo.
Siempre gastando.
Siempre ocupada.

Con su camisa del Che
comprada en Zara.

Gastan 10 por una copa
 ni uno en causas solidarias.

Globalizando países,
individualizando casas.

Repitiendo los errores de sus padres
como
         un
              mantra.


Horadando más la grieta
entre las dos españas,
marionetas de los únicos
que mandan,
engañados con los dos rostros
de la misma máscara.

Gente egoísta, desidiosa, insolidaria,
simple, indolente, triste, apática,
egocéntrica, miserable, frustrada.
Como Tú,
                 como Yo,
                                 como Ellos:

Gente Rara.

Gema Bocardo ©



Gema Bocardo ©

domingo, 9 de diciembre de 2018

Vuelo


Me resulta indiferente
que me traten de loca
los que jamás intentaron
aprender a volar.

Que me tachen de furcia
aquellos a los que el deseo
jamás tentó.

Que contabilice mis amantes
una vieja amargada
que jamás amó a su esposo.

Que menosprecien mis lágrimas
esos que jamás se conmovieron.

Y me causa aún más indiferencia
y, tal vez, una arcada de Desprecio
aquellos que critican
mis alas de murciélago
mientras, ocultos en la penumbra,
desgastaron milenios
diseñando sus propias alas
sin el valor suficiente
para alzar el vuelo.

Gema Bocardo ©

Publicado en Los escritores Bárbaros.