Algún día mi voz se desatará
y mi sangre colmará el vaso de las buenas composturas.
Y ya no habrá nudos de garganta
ni defectos de forma en mis principios
ni huellas sobre dunas móviles.
No habrá diques
ni compuertas
que aguanten el mar de dudas que me cabe en la punta de la lengua.
Algún día
reventaré
y os pondré perdidos de poemas.
Daniel Buendía Martínez
Ciruelo Cabral |
Pugnan las palabras
por brotar de tu boca.
Se agolpan en tus labios
buscando el viento.
Ansían
volar.
Pero tragas,
y se asfixian en tu garganta
consumidas por un aliento
que no enfría tu corazón
gélido.
Agonizan entre estertores
sabiendo que la vida aguarda
tras los muros
de tus dientes.
Y agotadas
por la tortura
mueren,
en silencio.
Gema Bocardo ©
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